Peirones de Santa María – Barranco del infierno, una marcha con vocación popular asequible para el bolsillo

Villarejo de Salvanés acogió el domingo 19 de abril la undécima edición de la Marcha Peirones de Santa María-Barranco del infierno, una marcha de las pocas que sigue manteniendo el espíritu popular y que reunió a unos 500 bikers. Por solo cinco euros, una inversión mínima en comparación a las marchas organizadas por empresas privadas, los inscritos pudimos disfrutar de un día de mountain bike divertido, con un recorrido que combina perfectamente ciertas dificultades técnicas y físicas.
Me inscribí como integrante que soy del club Madroño, uno de los clubes más numerosos de Madrid. Tanto fue así que nos llevamos el trofeo al club con más inscritos de la marcha.

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Con mi dorsal y mi equipación del Club Madroño, en la salida de esta Marcha de mountain bike

En la salida rápidamente se formaron diferentes grupos en función de lo que cada biker buscaba de la Marcha. Los que quisieron hacer de ella una ruta competitiva lo pudieron hacer, empezando con un alto ritmo que solo más fuertes pudieron seguir. Aunque la marcha no es competitiva por definición, como siempre ocurre en este tipo de eventos, quien quiere hacer de la ruta un pique permanente o una prueba de su estado de forma, lo puede hacer perfectamente.
Otros, sin embargo, apostaron por una salida lenta y pausada, en plan globero dominguero, y también lo pudieron hacer, aunque, eso sí, la organización se encargó de acortar el recorrido para los más rezagados con el objetivo de unificar la llegada a meta, algo comprensible aunque no todo el mundo comprendió.
En mi caso opté por el término medio, salí a un ritmo ágil que me colocó en uno de los primeros grupos; aun así, en pequeñas elevaciones del terreno me tocó poner pie a tierra en varias ocasiones por el atasco de bikers que se formaba. Mientras algunos optaban por recriminar a otros compañeros su escaso nivel técnico, yo me mantuve al margen, porque creo que todo el mundo tiene derecho a participar sea cual sea su nivel técnico y, por otra, porque ante un atasco de bikers poco puedes hacer por mantenerte en pie, salvo que te instales unas hélices y pases por encima, claro…
Rápidamente los pequeños atascos dieron paso a una nueva fase en la que cada uno empezó a ocupar el grupo que le correspondía. En mi caso, que vengo de la carretera y mi nivel físico es superior al técnico, en las bajadas me veía superado por ciertos grupos y después en la subida los volvía a coger o incluso seguía avanzando puestos.
De la parte técnica de la marcha debo decir que para mi fue un nivel intermedio, aunque en algunos tramos tuve que poner pie a tierra porque para mi eran bastante técnicos,  fueron tramos puntuales y cortos, de ahí que lo califique como medio.
De la exigencia física, diría algo similar a la técnica, nivel intermedio. Hubo algunas rampas duras, especialmente en el tramo final, pero en general la exigencia fue llevadera. En total salieron unos 41 kilómetros, una cantidad asequible para cualquier biker medio.
El avituallamiento consistió en una bolsa con agua y fruta. Y al final de la prueba regalaron Aquarius y hubo barra libre de cerveza, todo un detalle de la organización teniendo en cuenta el coste de la inscripción. Mi enhorabuena a los organizadores del Club Vilarejo Mountain Bike y a los voluntarios, muchos de ellos niños que lo dieron todo por contentar a los participantes.
Mi balance es muy positivo, una marcha de club organizada con mucho entusiasmo, con  vocación popular y sin ánimo de lucro. Todo un ejemplo de cómo hacer las cosas sin necesidad de cobrar los 30 euros por barba que se están haciendo comunes cada vez que un biker quiere participar en una marcha que cuente con ciertas bases organizativas. Y ademaś, los organizadores hicieron cientos de fotos que han publicado en su web para regocijo de todos los participantes.