Que la sociedad actual tiene un problema con la movilidad no es una opinión, sino un hecho. Y no sólo con la movilidad en sí misma, sino también con todo lo que la rodea: contaminación atmosférica, ruidos, sostenibilidad de los centros urbanos de las grandes ciudades o los espacios necesarios para el aparcamiento de los vehículos.
El coche triunfa en las sociedades actuales hasta el punto de que las alternativas de futuro se siguen contemplando en forma de vehículo de cuatro ruedas: híbrido, eléctrico, gas natural. Pero, en todo caso, siguen siendo eso: coches.
En una sociedad donde el problema no es el tipo de coche que se elija, sino la escala de consumo, se necesitan alternativas de movilidad que realmente puedan contribuir al cambio. Un cambio con recorrido a largo plazo y que sea realmente diferente al coche.
Las bicicletas tienen necesariamente que tener un papel relevante en los nuevos escenarios de movilidad futura. Pero la bici tradicional no puede cumplir con ese papel por sí sola porque requiere de una cierta capacidad física que aleja a determinados sectores de la población, así como al miedo que genera entre personas poco acostumbradas a desplazarse en bici. El hecho de que las ciudades hayan conformado sus estructuras viales en torno al coche tampoco ayuda.
Pero si al componente bicicleta le sumamos el de bicicleta eléctrica, empezamos a encontrar el camino, porque ya se van superando algunas barreras, como la de la forma física necesaria. En el norte de Europa nos están ya mostrando el camino con el boom de las llamadas bicicletas de carga o cargo bikes, que se hacen con un hueco en el mercado en países como Alemania, Bélgica o Países Bajos.
En España condicionantes culturales o relacionados con la estructura vial de las grandes urbes ralentizan la llegada de estas bicis, que sin embargo reúnen características que realmente las podrían convertir en una alternativa sencilla y accesible al coche.
Las cargo bikes son bicis eléctricas que cuentan con capacidad de carga para realizar actividades hasta ahora exclusivas del coche, como hacer la compra, llevar a los niños al cole o incluso transportar cargas voluminosas.
Cambio de mentalidad
Para que en España un vehículo de estas características pueda realmente llegar a ser una alternativa a la movilidad, el espejo de los países nórdicos seguramente no sea suficiente, por lo que se necesitan ejemplos palpables para que la ciudadanía las pueda ver en las vías como un vehículo más. Y eso requiere su impulso desde las instituciones, algo que ya han puesto en marcha algunos ayuntamientos, como el de Vitoria.
En todo caso, la concienciación también tiene un componente individual de atención, búsqueda de información fiable y responsabilidad con nuestro entorno. Y por qué no, de gente sin complejos dispuesta a liderar el cambio y mostrarle a los demás que otras formas de movilidad son posibles.
Y para los que las cargo bikes sean too much, la bici tradicional siempre será una oportunidad ideal para disfrutar, trasladarse o estar en contacto con la naturaleza. Y BH en toda su amplitud siempre será una opción.