Un quinto positivo en la estructura del Astana vuelve a remover el dopaje en el ciclismo. Más allá de la noticia, en este blog de ciclismo nos gusta el análisis, y vamos a tratar esta noticia desde una perspectiva analítica para responder a la pregunta: ¿hay motivos reales para preocuparse? A priori, desde luego que sí, cinco positivos en una misma estructura vuelven a traer la sospecha a un deporte que está siempre bajo el punto de mira de la credibilidad. Viéndolo en perspectiva, hay que diferenciar la estructura del Astana integrada en el World UCI ProTour de la de su equipo Continental o de Segunda división; la primera ha tenido dos casos positivos, los de los hermanos Iglinskiy, que dieron positivo por EPO; la estructura continental ha tenido otros tres casos. Los medios ya hablan de cinco positivos en el Astana y lo relacionan con el equipo del ganador del Tour, Nibali, para volver a poner en duda a todo este deporte. Hay que recordar que solo los equipos World UCI Pro Tour están obligados a someterse a la normativa del pasaporte biológico. Y el equipo ha tenido dos casos positivos que, a priori, parecen puntuales. Increíble, en todo caso, que con la que ha caído aún haya “valientes” dispuestos a manchar sus nombres y a hipotecar sus carreras ciclistas utilizando, ni más ni menos, EPO. ¿Acaso creían que no les iban a pillar con los estrictos controles que tiene la UCI? Bueno, pillados están. Dos menos. Y hay que separar esos casos de los tres del equipo Continental, una división que no está sometida a controles tan estrechos y donde los tramposos lo pueden tener algo más fácil. Pero son dos estructuras que funcionan por separado y hablar de cinco casos de dopaje en el equipo Astana es tratar de echar leña al fuego sin demasiada base. Sea como fuere, los dos casos de dopaje le pueden entrañar sanción al Astana. La UCI no quiere ver positivos ni en pintura y no es descartable que se tomen medidas contra el equipo, incluida la posibilidad de ser excluido de la primera categoría del ciclismo internacional. Además, como publica Dorsal51, Alexander Vinokourov ya ha tomado cartas en el asunto y ha decidido suspender el equipo Continental del Astana, una medida rápida y concreta para intentar alejar la sombra de duda. Ya veremos si será suficiente. Manolo Saiz y su regreso por la puerta de atrás Y, hablando de dopaje, en España ya tenemos a de vuelta precisamente a un ex del Astana, Manolo Saiz, que ahora es director del Cafés Baqué aficionado. Mi opinión es que, ya que tuvo la suerte de salir indemne del proceso judicial gracias a una legislación obsoleta, no debería haber vuelto. Fui un gran seguidor del espíritu atacante del equipo ONCE de sus mejores tiempos, pero el ciclismo debe alejarse de los que introdujeron la sombra de duda sobre este deporte. Y el señor Saiz representa a ese viejo ciclismo y contribuyó a que muchas personas dejaran de creer en él. Si las intenciones de Manolo Saiz son volver al ciclismo de élite, le estará haciendo un flaco favor al deporte que supuestamente tanto ama. Y , de momento, su sola presencia en la categoría amateur, ya me da cierto repelús. Y, en respuesta a la pregunta con la que partía en este post, no parece que estos sucesos aislados sean suficientes para poder afirmar que estamos volviendo a la época del dopaje. No, los controles son más estrictos, el pasaporte biológico está funcionando y me inclino a pensar que el ciclismo actual es un deporte, en esencia, limpio. Y, de momento, ni el caso Astana ni la vuelta de Manolo Saiz no me harán cambiar de opinión.