El ayuntamiento de París ha aprobado uno de los planes más ambiciosos que se recuerden para fomentar el uso de la bicicleta en la gran ciudad. Se trata del plan Velo 2015-2020, que supone una inversión de 150 millones de euros. Con este plan la ciudad parisina duplicará sus kilómetros de carril bici desde los 700 actuales hasta los 1400. Además, para fomentar la seguridad del ciclista, se limitará la velocidad de la mayoría de las calles a 30 kms./h. En estas calles en las que se limite la velocidad a 30 se permitirá a las bicicletas circular en los dos sentidos, incluso aunque para los coches sea de un único sentido.
Otra de las medidas que fomentará el plan Velo es la ayuda a la compra de bicicletas, ciclomotores y remolques para el reparto urbano de mercancías en bicicleta. Ademaś, se ampliarán las zonas de aparcamiento exclusivo de bicis y se fomentará una medida ya aprobada que consiste en permitir a las bicicletas, en un cruce, continuar circulando sin detenerse en semáforos en rojo, siempre que vayan hacia la derecha y cedan el paso a peatones y a vehículos. Una medida pionera que refleja el avanzado estado de la mentalidad parisina en cuestiones de movilidad ciclista.
Con todo ello, París, cuya alcaldesa es la socialista Anne Hidalgo, que cuenta con el apoyo de Los Verdes, pretende aumentar el porcentaje de trayectos diarios en bici desde el 5% actual hasta el 15%, acercándose así a la ciudad ciclista europea por excelencia, Amsterdam, donde prácticamente uno de cada tres trayectos ya se realiza en bici.
Al contemplar un plan como el Velo francés, los que vivimos en zonas urbanas de España nos preguntamos si algo así sería posible, aunque fuera a largo plazo, en nuestro país. Por ejemplo, en Madrid, tenemos el denominado Anillo Verde Ciclista, con 64 kilómetros que rodean la zona urbana de la capital, a modo de circunvalación, pero en la zona centro hay escasos carriles bici que solo permiten acceder a determinadas calles. Una infraestructura que deja mucho que desear y que hace de Madrid una ciudad enemiga del ciclista. Si a ello le sumamos la actitud de incomprensión por parte de los conductores, efectivamente podríamos concluir que nos queda un largo camino por recorrer, no solo en infraestructuras, que también, sino en educación vial, comprensión e incluso diría que en madurez.
Mi enhorabuena a los parisinos por la aprobación de un plan como éste y no perdamos la esperanza de que en España vayamos dando pasos para que algún día, no demasiado lejano, un plan como éste pueda implantarse en nuestras grandes urbes.